Vivir con expectativas es humano. Nos planteamos metas, visualizamos logros y proyectamos cómo deberían ser las cosas. Sin embargo, cuando esas expectativas no se corresponden con la realidad o son desproporcionadas, aparece la frustración. Desde la psicología, trabajamos este equilibrio a través del concepto de autoeficacia, es decir, la creencia en nuestra capacidad para alcanzar objetivos.
Ajustar nuestras expectativas no significa conformarse, sino aprender a situarse en el presente y a trazar caminos que sean coherentes con nuestras capacidades, recursos y circunstancias. Cuando las metas son realistas, se potencia la motivación, la autoestima y el bienestar emocional.
En la consulta abordamos esta cuestión ayudando a las personas a redefinir sus metas, a diferenciar entre deseos y posibilidades, y a generar estrategias prácticas para avanzar paso a paso. No se trata de renunciar a soñar, sino de aprender a ajustar las velas al viento que sopla.
Este post explora la relación entre expectativas, autoeficacia y frustración, y cómo desde la psicoterapia podemos ayudarte a construir objetivos realistas que te acerquen a una vida más satisfactoria y menos autoexigente.
¡QUÉ SON LAS EXPECTATIVAS?
Las expectativas son creencias anticipadas sobre lo que creemos que debería ocurrir. Pueden estar dirigidas hacia uno mismo, hacia los demás o hacia la vida en general. Cuando estas creencias son demasiado elevadas, rígidas o poco realistas, generan malestar y frustración.
A menudo, confundimos nuestras expectativas con necesidades. Por ejemplo, querer que todo salga perfecto no es una necesidad, es una expectativa poco flexible. El problema surge cuando estas expectativas se convierten en exigencias internas.
LA AUTOEFICACIA COMO HERRAMIENTA TERAPÉUTICA
Albert Bandura, psicólogo canadiense, definió la autoeficacia como la creencia en la capacidad propia para organizar y ejecutar las acciones necesarias para lograr los objetivos deseados. Esta creencia no solo afecta lo que decidimos hacer, sino también cuánto esfuerzo estamos dispuestos a invertir y cómo enfrentamos los obstáculos.
En terapia, trabajamos con el paciente para fortalecer su sentido de autoeficacia. A través de pequeñas metas alcanzables, retroalimentación positiva y revisión de patrones de pensamiento, la persona comienza a confiar más en sí misma y a reformular sus objetivos desde un lugar más amable y posible.
LA FRUSTRACION Y SUS RAÍCES PSICOLÓGICAS
La frustración aparece cuando hay una gran distancia entre lo que esperamos y lo que obtenemos. Esta emoción, si se repite, puede derivar en tristeza, ansiedad, baja autoestima o bloqueo emocional generando cuadros clínicos más importantes.
Es primordial poder detectar las expectativas irreales e identificar de dónde provienen: modelos familiares, presión social, creencias personales o perfeccionismo. Comprender estas raíces permite empezar a soltar exigencias y construir un sistema de objetivos más flexible y saludable.
CÓMO AYUDARTE DESDE LA TERAPIA PSICOLÓGICA
Ajustar las metas que nos planteamos en nuestra vida no es renunciar, simplemente es cuidarte. En nuestro Centro de Psicología Begoña Giner te ayudamos a que aprendas a:
- Reconocer tus expectativas y diferenciarlas de la realidad.
- Valorar tus logros sin caer en la autoexigencia permanente.
- Establecer metas realistas y adaptadas a tu momento vital.
- Aumentar tu percepción de autoeficacia con pequeños pasos sostenibles.
- Desarrollar estrategias para gestionar la frustración sin que te paralice.
Posdata: más realismo, menos autoexigencia
Vivir con expectativas realistas, ancladas en la autoeficacia, es una forma de reducir la frustración y mejorar tu salud emocional. Tener metas claras, alcanzables y flexibles permite avanzar con mayor serenidad.
Si sientes que te exiges demasiado o que nada de lo que haces es suficiente, quizá sea momento de revisar tus objetivos. En nuestra consulta psicológica podemos ayudarte a construir una relación más amable contigo y con tus metas.